España también quiere manipular los virus más peligrosos
En Majadahonda, cerca de Madrid, en un barrio residencial de uno de los municipios más ricos de España, se reciben semanalmente muestras con algunos de los patógenos más peligrosos que se conocen. Ántrax, chikungunya o toxina botulínica son algunos de los microorganismos analizados en el laboratorio que el Centro Nacional de Microbiología, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, tiene en esta localidad. Es lo que se conoce como P3, el nivel de bioseguridad que permite manipular agentes capaces de provocar graves enfermedades al ser humano. Básicamente, se trata de un entorno con flujos de personas y materiales muy controlados para los patógenos estén siempre bajo control. Un ejemplo de los mecanismos empleados es la presión negativa del laboratorio que hace que las partículas del ambiente se vean empujadas hacia el interior de la instalación de máxima seguridad.